Su Majestad el Rey Juan Carlos, aprovechó un acto en homenaje a su madre la Condesa de Barcelona, María de las Mercedes de Borbón y Orleans, para despedirse de la vida institucional, aunque el padre de Felipe VI seguirá estando presente en nuestras vidas, ya que gracias a su enorme labor en la transición, hoy podemos disfrutar de la libertad y democracia que nos ha dado los mayores años de prosperidad económica y social en el Reino de España.

El Rey Juan Carlos, que estuvo acompañado de su hermana la Infanta Pilar y la hija de esta, Simoneta Gómez Acebo, y su hija la Infanta Elena, junto a su nieto Felipe Juan Froilan, presidió la Corrida de Toros en la localidad de Aranjuez, que homenajeaba a su madre la Condesa de Barcelona, siendo recibido y despedido por una de las mayores ovaciones que se recuerdan, solo comparable con aquella que recibió días después de anunciar su abdicación, en el año 2014.

Una ovación bien merecida para el artífice de la democracia en España, que entregó los poderes absolutos que había recibido del General Franco y los transmitió, de la Ley a la Ley, como su buen amigo y profesor Torcuato Fernandez Miranda había establecido, poniendo a Adolfo Suarez como conductor de una maquina con gran historia, que necesitaba un nuevo impulso.

La gran ovación que se llevó en el corazón Don Juan Carlos, no será la última que se lleve en su vida, porque allá por donde vaya, siempre habrá miles de españoles que sabrán agradecerle más de 70 años al servicio a España, porque el Rey Juan Carlos, comenzó el largo camino cuando contaba con 10 años de edad y veía pasar ante sus ojos, en su llegada a España, el Reino del que iba a ser Rey, aunque aun ni tan siquiera se le pasaba por la cabeza, ya que su padre, Don Juan de Borbón, era el Rey para todos los que les rodeaban. El Rey, tuvo que sortear posteriormente infinidad de trabas, tanto de las fuerzas políticas en el exilio, como de las que ostentaban el poder en España. A unas y a otros, tuvo Don Juan Carlos que hacer frente para poder entregar a los españoles, su primera democracia.

Así que no, no será la última gran ovación que se lleve el Rey, ya que en cada momento en que expresemos nuestra opinión libremente, cada vez que metamos una papeleta en las urnas, cada momento que podamos elegir nuestro destino, participar en política, criticar, aspirar a ser alguien mejor, trabajar y esforzarse para prosperar en nuestra vida, le estaremos dando una grandísima ovación al artífice de todo ello, al Capitán que llevó la nave de la transición buen puerto, a SU MAJESTAD EL REY JUAN CARLOS I.