El Rey Felipe VI inauguró en el Museo Naval de Madrid la exposición temporal “ANNUS MIRABILIS. Salvador de Bahía, 1625: El crédito de España”, una muestra que conmemora los 400 años de la recuperación de Salvador de Bahía por parte de la Armada hispano-portuguesa, liderada por Fadrique Álvarez de Toledo Osorio. Este acto no solo resalta un hito histórico de la Armada española, sino que también pone de manifiesto la profunda relación del Rey con el mar, un vínculo que comparte con su hija, la Princesa Leonor, actualmente embarcada en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, y que se extiende a la histórica conexión de la Familia Real con la tradición naval de España.
El Rey llegó al Museo Naval vestido con el uniforme de Capitán General de la Armada, un gesto que simbolizó su compromiso con las Fuerzas Armadas y, en particular, con la institución naval. Recibido con honores por el almirante general Jefe de Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro Sánchez, y otras autoridades, Felipe VI recorrió la exposición, deteniéndose especialmente ante el cuadro anónimo del siglo XVII “Sitio y empresa de la ciudad del Salvador en la Bahía de Todos los Santos”. Esta obra, protagonista de la muestra, captura la gesta de 1625, cuando la Armada española demostró su poderío al recuperar la ciudad brasileña de manos holandesas. La presencia del Rey en este acto no fue meramente protocolaria; reflejó su pasión personal por el mar, forjada a lo largo de años de formación y experiencia.
Felipe VI ha mantenido una relación estrecha con el ámbito marítimo desde su juventud. Su formación como oficial de la Armada incluyó un crucero de instrucción a bordo del Juan Sebastián Elcano en 1987, una experiencia que él mismo ha descrito como transformadora. Durante aquellos meses, navegó por el Atlántico y el Pacífico, enfrentándose a las exigencias de la vida marinera y consolidando su respeto por la disciplina naval. Esta conexión personal se hizo evidente durante la inauguración, cuando el Rey, al observar las piezas expuestas, evocó la importancia de la Armada como pilar de la identidad española. Su afición por la vela, manifestada en competiciones como la Copa del Rey en Mallorca, donde ha capitaneado el yate Aifos, refuerza esta vinculación. El mar, para Felipe VI, no es solo un escenario estratégico, sino un espacio de crecimiento personal y orgullo nacional.

Esta pasión por el mar trasciende generaciones en la Familia Real. La Princesa Leonor, heredera al trono, se encuentra actualmente a bordo del Juan Sebastián Elcano, participando en el 97º crucero de instrucción de la Armada. Desde que zarpó de Cádiz el 11 de enero de 2025, la Princesa ha recorrido puertos como Salvador de Bahía, Montevideo y Valparaíso, integrándose como una guardiamarina más entre sus compañeros. Su presencia en el buque, que actúa como embajada flotante de España, no solo simboliza la continuidad de la tradición naval en la monarquía, sino también el compromiso de la Corona con la formación de sus futuros líderes. Leonor, al igual que su padre, está aprendiendo los valores de esfuerzo, camaradería y liderazgo que el mar inculca, mientras representa a España en cada escala internacional.
La elección del Juan Sebastián Elcano como parte de la formación de la Princesa no es casual. Este velero, botado en 1927 y nombrado en honor al navegante que completó la primera vuelta al mundo, es un emblema de la Armada española. Su misión de formar a los guardiamarinas combina instrucción técnica con el desarrollo humano, algo que el Rey ha destacado en múltiples ocasiones. Durante la despedida de Leonor en Cádiz, Felipe VI, visiblemente emocionado, subrayó la importancia de esta travesía para su hija, recordando su propia experiencia. La Reina Letizia, por su parte, expresó el sentimiento agridulce de ver partir a la Princesa por seis meses, un reflejo del sacrificio que implica la vida naval, incluso para la realeza.
La Familia Real ha estado vinculada a la Armada a lo largo de la historia. El Rey Juan Carlos I, abuelo de Leonor, también navegó en el Juan Sebastián Elcano en 1958, consolidando su formación como futuro jefe de las Fuerzas Armadas. Incluso Alfonso XIII, tatarabuelo de la Princesa, participó en la primera travesía del buque en 1928, de Cádiz a Málaga. Esta continuidad refleja el papel de la Corona como garante de las tradiciones militares, especialmente en la Armada, cuya historia está intrínsecamente ligada a la expansión y defensa de España. La exposición “ANNUS MIRABILIS” es un recordatorio de ese legado, al destacar la hazaña de 1625, cuando la flota hispana cruzó el Atlántico en una operación sin precedentes para recuperar Salvador de Bahía, entonces capital de Brasil.

El acto de inauguración, que incluyó una interpretación de música barroca por el grupo La Folía, permitió al Rey conectar el pasado con el presente. Al admirar el cuadro central de la exposición, Felipe VI no solo rindió homenaje a los marinos de Felipe IV, sino que también proyectó la relevancia de la Armada en el siglo XXI. La muestra, comisariada por expertos como David García Hernán, presenta objetos y documentos que ilustran el “annus mirabilis” de 1625, un año de victorias navales que fortalecieron el prestigio de España. Para el Rey, este evento fue una oportunidad de resaltar cómo la Armada ha sido, y sigue siendo, un instrumento de cohesión y proyección internacional.
La relación de la Familia Real con la Armada trasciende lo simbólico. Felipe VI, como Capitán General, mantiene un contacto constante con las Fuerzas Armadas, presidiendo ceremonias y visitando unidades navales. Su apoyo a iniciativas como la exposición del Museo Naval refuerza la importancia de preservar la memoria marítima de España. Leonor, por su parte, está forjando su propio camino. Su paso por el Elcano, donde ha participado en actos como la jura de bandera en Montevideo, demuestra su compromiso con los valores de la Armada, mientras su formación en la Escuela Naval de Marín la prepara para asumir responsabilidades futuras.
El mar, en definitiva, es un hilo conductor en la vida de Felipe VI y su familia. Para el Rey, representa un espacio de desafío, aprendizaje y orgullo, sentimientos que comparte con Leonor mientras ella navega en el Elcano. La inauguración de “ANNUS MIRABILIS” no solo celebró una victoria histórica, sino que también sirvió como un recordatorio de la conexión viva entre la Corona, la Armada y el mar. Al cerrar el acto, el Rey dejó claro que esta relación perdurará, con la Princesa Leonor como testigo y continuadora de una tradición que define a España como nación marítima.


