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La travesía de la Princesa Leonor en el Juan Sebastián de Elcano: un legado marítimo para la futura Reina de España

Ayer, la Casa Real española difundió un conjunto de imágenes que capturan a la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón, inmersa en su formación como guardiamarina a bordo del emblemático buque escuela Juan Sebastián de Elcano. Estas instantáneas, tomadas en plena travesía por el Pacífico rumbo a El Callao (Perú), muestran a una joven heredera comprometida, disciplinada y plenamente integrada en las exigencias de la vida marinera. Como periodista que ha seguido las actividades de la Corona durante más de tres décadas, no puedo evitar sentir un profundo orgullo al observar cómo la Princesa Leonor, con apenas 19 años, abraza con determinación esta etapa crucial de su preparación como futura Reina de España. Su paso por el Elcano no solo refuerza su formación militar, sino que también perpetúa una histórica vinculación entre la monarquía española y el mar, un lazo que ha definido nuestra identidad como nación durante siglos.

Una travesía formativa en el corazón del océano

El Juan Sebastián de Elcano, nombrado en honor al célebre navegante que completó la primera circunnavegación del globo, es mucho más que un buque escuela: es un símbolo de la Armada Española y un aula flotante donde se forjan los futuros oficiales de la Marina. Desde que zarpó de Cádiz el 11 de enero de 2025, la Princesa Leonor ha compartido cubierta con 75 guardiamarinas, nueve de ellos mujeres, en el 97º crucero de instrucción. Este viaje, que abarca cerca de 20.000 millas náuticas y escalas en nueve países, representa un desafío físico, mental y emocional para todos los tripulantes. Sin embargo, Leonor, como una guardiamarina más, ha demostrado una entrega excepcional, asumiendo tareas que van desde el manejo de velas hasta el uso del sextante para navegar por las estrellas.

Las imágenes publicadas ayer por la Casa Real ofrecen una ventana al día a día de la Princesa en alta mar. En una de ellas, se la ve encaramada a los mástiles, asegurando velas con destreza y seguridad, una actividad que exige fuerza, equilibrio y valentía. En otra, aparece en la cubierta, ataviada con un mono fluorescente, participando en maniobras que requieren coordinación con sus compañeros. También se la observa en clases teóricas, exponiendo un tema sobre la carrera marinera, lo que refleja su compromiso con la formación académica que complementa la instrucción práctica. Estas escenas no solo destacan su preparación física, sino también su capacidad para integrarse en un equipo donde no hay privilegios, solo camaradería y esfuerzo compartido.

La travesía del Elcano ha llevado a Leonor a puertos tan diversos como Salvador de Bahía (Brasil), Montevideo (Uruguay), Punta Arenas y Valparaíso (Chile). En cada escala, ha representado a España con una naturalidad y madurez que presagian su futuro como jefa de Estado. En Valparaíso, por ejemplo, participó en jornadas de puertas abiertas, mostrando el buque a cientos de visitantes y reforzando los lazos culturales entre España y América Latina. Su presencia en estas actividades, siempre con una sonrisa serena y un trato cercano, subraya su vocación de servicio, una cualidad que ya despuntaba en sus apariciones públicas desde niña.

La monarquía y el mar: un vínculo indisoluble

La formación de la Princesa Leonor en el Elcano no es un hecho aislado, sino la continuación de una tradición profundamente arraigada en la Casa Real española. Durante siglos, el mar ha sido un pilar de la historia de España, desde los viajes de Cristóbal Colón hasta las expediciones científicas del siglo XVIII. La monarquía siempre ha estado ligada a esta herencia marítima, no solo como mecenas de exploraciones, sino también como garante de la seguridad y el prestigio de la Armada.

El abuelo de Leonor, el Rey Emérito Juan Carlos I, navegó en el Elcano en 1958, cuando era príncipe, y su padre, el Rey Felipe VI, lo hizo en 1987. Ambos han descrito esta experiencia como una de las más enriquecedoras de su formación, un rito de paso que les permitió comprender la dureza y la grandeza de la vida en el mar. En su discurso durante la Pascua Militar de 2025, Felipe VI evocó con emoción aquellos días, asegurando a su hija que esta travesía quedaría grabada como uno de los recuerdos más valiosos de su vida. “La mar es un aprendizaje y desafío permanente”, dijo el Rey, palabras que resuenan en las imágenes de Leonor trabajando codo a codo con sus compañeros.

Esta conexión entre la Corona y la Armada trasciende lo simbólico. La Princesa, como futura jefa suprema de las Fuerzas Armadas, está adquiriendo un conocimiento directo de las responsabilidades y sacrificios que conlleva el servicio militar. Navegar por el Estrecho de Magallanes, bajo el frío austral, o mantener la disciplina durante semanas en alta mar son lecciones que forjan el carácter y la resiliencia, cualidades esenciales para una reina que deberá guiar a España en tiempos de incertidumbre.

Una preparación integral para el trono

La instrucción de Leonor en el Elcano forma parte de un programa militar de tres años diseñado para prepararla como heredera al trono. Tras su paso por la Academia General Militar de Zaragoza, donde se graduó como alférez en 2024, ingresó en la Escuela Naval Militar de Marín en agosto del mismo año. Su formación naval, que incluye un mes en una fragata tras desembarcar del Elcano en Nueva York, culminará este verano con su ingreso en la Academia General del Aire y del Espacio en San Javier (Murcia). Este itinerario refleja el compromiso de la Corona con una preparación integral, que combina excelencia académica, entrenamiento físico y valores como el liderazgo y la solidaridad.

A bordo del Elcano, Leonor no solo aprende navegación, astronomía y meteorología, sino que también interioriza el espíritu de equipo que define a la Armada. Las imágenes de ayer muestran momentos de convivencia, como almuerzos en los que charla animadamente con sus compañeros, o instantes de trabajo conjunto izando velas bajo el sol del Pacífico. Estas experiencias están moldeando a una princesa que entiende el valor del esfuerzo colectivo y la importancia de escuchar a quienes la rodean, habilidades que serán cruciales cuando asuma la Corona.

El futuro de una reina en el horizonte

Mientras el Juan Sebastián de Elcano surca las aguas rumbo a Perú, la Princesa Leonor se consolida como una figura de esperanza para España. Su dedicación en esta travesía es un reflejo de su compromiso con el país, una promesa silenciosa de que está dispuesta a asumir las responsabilidades del trono con la misma entrega que muestra en la cubierta del buque. Las imágenes difundidas por la Casa Real no son solo un testimonio de su trabajo como guardiamarina, sino también un mensaje de confianza en su capacidad para liderar a España en el futuro.

En un mundo cambiante, la figura de Leonor representa una continuidad renovada, una monarquía que se adapta sin perder sus raíces. Su vínculo con el mar, forjado en las velas del Elcano, es un recordatorio de que España siempre ha mirado al horizonte con ambición y coraje. Como periodista que ha sido testigo de los altibajos de la Corona durante más de 30 años, veo en la Princesa de Asturias a una futura reina que no solo honrará el legado de sus antecesores, sino que también trazará su propio rumbo, guiada por los valores que está aprendiendo en esta travesía.

Cuando el Elcano regrese a Cádiz en julio, Leonor habrá completado una etapa decisiva de su formación. Pero el mar, como ella misma está descubriendo, nunca deja de enseñar. Y España, desde la orilla, espera con orgullo a la que un día será su Reina.

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