En el Real Monasterio de San Jerónimo de Yuste, en la comarca cacereña de La Vera, se celebró hoy la XVIII edición del Premio Europeo Carlos V, en un acto presidido por el Rey Felipe VI. La ceremonia, que coincide con la conmemoración del Día de Europa, reunió a autoridades nacionales e internacionales en un enclave cargado de simbolismo, al ser el lugar elegido por el emperador Carlos V para pasar sus últimos días tras abdicar la Corona.
El galardón fue otorgado a Josep Borrell Fontelles, ex Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, como reconocimiento a su trayectoria al servicio del proyecto europeo. No obstante, el acto trascendió el mero homenaje al premiado y se convirtió en una reflexión profunda sobre el presente y el porvenir del continente, en boca de Su Majestad el Rey.
Desde el inicio de su discurso, el Rey Felipe VI apeló a la responsabilidad compartida de los europeos en un momento de incertidumbre global: “Europa debe seguir reinventándose, debe reafirmarse como faro de integridad en un mundo en el que los derechos y libertades fundamentales están cada vez más amenazados”. Estas palabras reflejan una línea constante en sus intervenciones públicas, en las que ha subrayado la importancia de mantener vivo el espíritu de unidad que dio origen a la Unión Europea.
El marco elegido para la ceremonia no fue casual. El Monasterio de Yuste alberga la memoria del emperador Carlos V, una figura clave en la historia de Europa y símbolo de la herencia compartida del continente. Carlos V, que reinó como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y como Rey de España bajo el nombre de Carlos I, gobernó sobre uno de los imperios más vastos y complejos de la historia. Su reinado, marcado por conflictos religiosos, guerras dinásticas y una visión pan-europea de la política, dejó una profunda huella en la conformación de Europa como espacio político y cultural.

El Rey Felipe VI recordó la figura del emperador no desde la nostalgia imperial, sino como emblema de una visión unificadora que supera las divisiones territoriales: “Carlos V es símbolo de una Europa diversa, pero unida en ideales y destino”. El Rey evocó la estancia del emperador en Yuste no como un retiro pasivo, sino como una etapa de reflexión sobre el poder, la responsabilidad y la trascendencia de los actos políticos.
A lo largo de sus intervenciones en actos europeos, el Rey ha construido un discurso sólido a favor de una Europa fuerte, democrática y abierta. En su alocución de hoy, volvió a subrayar la necesidad de fortalecer los lazos de solidaridad entre los Estados miembros y de defender los principios fundamentales del proyecto europeo. “La cohesión no es un capricho institucional, es la base sobre la que se levanta la convivencia europea”, afirmó con convicción.
Uno de los momentos más destacados del discurso fue la referencia al mensaje del nuevo Papa León XIV, quien recientemente instó a superar los discursos de confrontación y a abrir caminos de entendimiento mutuo en el seno de Europa. El Rey hizo suyo este llamamiento y lo vinculó con la herencia humanista que Carlos V encarnó, especialmente en sus últimos años, cuando en Yuste mantuvo un diálogo permanente con intelectuales, teólogos y científicos.

Felipe VI también se refirió a la función de premios como el Carlos V, que no solo reconocen trayectorias personales, sino que sirven para poner en valor el trabajo colectivo de las instituciones europeas y de todos aquellos que defienden los valores comunes. En este sentido, insistió en que Europa no puede ser vista como una abstracción lejana, sino como una tarea permanente que requiere el esfuerzo de cada generación.
El Rey concluyó su discurso con una reflexión sobre el papel de España en la construcción europea: “España ha sido y será un actor comprometido con el ideal europeo. Nuestra historia, nuestra cultura y nuestro futuro están indisolublemente ligados al destino común del continente”. Estas palabras, pronunciadas en el mismo lugar donde Carlos V eligió morir como ciudadano de su Imperio, resumen el espíritu del acto celebrado hoy.
La ceremonia de entrega del Premio Europeo Carlos V sirvió así no solo para homenajear a una figura concreta, sino para reiterar el compromiso firme de la Corona con una Europa de valores, de progreso y de dignidad humana. El Rey Felipe VI volvió a demostrar que su voz, pausada pero firme, representa un pilar en la defensa del proyecto europeo.


