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Los Reyes celebran una década de reinado con un vibrante concierto en la Plaza Mayor

Bajo un cielo crepuscular que teñía de dorado el corazón de la capital, la Plaza Mayor de Madrid se convirtió anoche en el escenario de un evento memorable: el concierto de la Unidad de Música de la Guardia Real, punto culminante de las celebraciones por el décimo aniversario de la proclamación de Su Majestad el Rey Felipe VI. Don Felipe y Doña Letizia, en una aparición sorpresa que desató la emoción del público, se unieron a cientos de madrileños y visitantes para compartir una velada cargada de música, tradición y unidad, bajo el lema «Diez años, diez conciertos».

La jornada, impregnada de simbolismo, marcó el cierre de un ciclo de actos conmemorativos que han recorrido España durante el último año, honrando una década de reinado caracterizada por el compromiso, la transparencia y la estabilidad. La presencia de los Reyes en la Plaza Mayor, tras asistir a la entrega de los Premios Internacionales Rey de España de Periodismo en la Casa de América, no solo reafirmó su cercanía con la ciudadanía, sino que también subrayó el papel de la Corona como símbolo de cohesión en un país diverso y dinámico.

A las 20:00 horas, la emblemática plaza, engalanada con banderas nacionales y un ambiente festivo, se llenó de acordes que resonaron entre sus históricos soportales. La Unidad de Música de la Guardia Real, una de las formaciones más prestigiosas de las Fuerzas Armadas, ofreció un repertorio que fusionó la solemnidad de la música militar con la alegría de los géneros populares españoles. Pasodobles vibrantes, chotis castizos y seguidillas llenas de alma madrileña hicieron vibrar a un público entregado, que aplaudía con entusiasmo cada interpretación.

Heredera de la antigua Banda de Alabarderos, fundada en 1874, la Unidad de Música, compuesta por un centenar de músicos profesionales, demostró una vez más su excelencia artística. Bajo la dirección de maestros que han dejado huella en su historia, como Leopoldo Martín Elexpuru o Francisco Grau, la agrupación ha consolidado su prestigio no solo en ceremonias oficiales, sino también en eventos culturales que acercan la tradición militar a la sociedad. Anoche, su actuación fue un reflejo de esa dualidad: rigor castrense y calidez popular.

La llegada de los Reyes, pasadas las ocho de la tarde, fue recibida con una ovación que recorrió la plaza. Don Felipe, vestido con un elegante traje oscuro, y Doña Letizia, radiante en un conjunto sobrio pero sofisticado, saludaron con afecto a los asistentes, deteniéndose para intercambiar palabras con algunos de los presentes. Este gesto, espontáneo y cercano, encapsuló el espíritu de un reinado que ha buscado modernizar la monarquía, haciéndola más accesible sin perder su dignidad institucional. Según informó la Casa Real a través de su cuenta oficial en X, los Reyes quisieron «compartir con los ciudadanos este acto conmemorativo», un mensaje que resonó entre los asistentes.

El concierto, de acceso gratuito y abierto a todos, atrajo a un público heterogéneo: familias, turistas, jóvenes y mayores se congregaron para disfrutar de una velada que trascendió lo protocolario. «Es un orgullo ver a los Reyes aquí, con nosotros, celebrando algo tan importante», comentó Ana Martínez, una madrileña de 45 años que acudió con sus hijos. «La música de la Guardia Real es espectacular, y este lugar lo hace aún más especial». Sentimientos similares se escuchaban entre la multitud, donde el patriotismo y la admiración por la figura de Felipe VI se mezclaban con el disfrute de un evento cultural de primer nivel.

El acto en la Plaza Mayor fue el colofón de una serie de diez conciertos organizados por la Guardia Real en distintas ciudades españolas, desde Mérida hasta Valencia, pasando por Tenerife y Ceuta. Este ambicioso programa, enmarcado en las palabras de Felipe VI durante su proclamación –«Servicio, compromiso y deber»–, ha llevado la música como lenguaje universal a todos los rincones del país, reforzando los lazos entre la Corona y la ciudadanía. En Madrid, la elección de la Plaza Mayor no fue casual: su carácter histórico y su centralidad la convirtieron en el escenario perfecto para cerrar con broche de oro esta conmemoración.

El concierto también sirvió como preludio a los actos del 19 de junio, fecha exacta del décimo aniversario, que incluyeron un relevo solemne de la Guardia Real en el Palacio Real, la imposición de la Orden del Mérito Civil a 19 ciudadanos ejemplares y un concierto en la Plaza de Oriente con la participación del violinista Ara Malikian. Estas actividades, que contaron con la presencia de la Familia Real al completo, reflejaron el equilibrio entre tradición y modernidad que ha definido el reinado de Felipe VI.

En un contexto político y social complejo, los diez años de Felipe VI han estado marcados por desafíos como el Golpe de Estado en Cataluña, la pandemia, los bloqueos electorales, la inestabilidad política del gobierno del sin presidente Sánchez, junto con la corrupción de la familia del presidente y su partido. Sin embargo, según una encuesta de NC Report para La Razón, el 70,4% de los españoles considera que el Rey es una garantía de estabilidad, y el 65,1% valora la transparencia que ha aportado a la Corona. Anoche, en la Plaza Mayor, esos números cobraron vida en los aplausos y las sonrisas de un público que, por una noche, dejó de lado las diferencias para celebrar una década de reinado y mirar con esperanza hacia el futuro.

Mientras los últimos acordes se desvanecían en la noche madrileña, los Reyes abandonaron la plaza entre vítores, dejando tras de sí un eco de unidad y celebración. La Plaza Mayor, testigo de siglos de historia, añadió un nuevo capítulo a su legado: una noche en la que la música, la monarquía y el pueblo se encontraron para honrar a un Rey que, tras diez años, sigue siendo un símbolo de compromiso con España.

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