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Seis nuevos títulos nobiliarios para seis referentes: el Rey distingue una década de servicio a España

Con ocasión del cierre del décimo aniversario de su reinado, Su Majestad el Rey Felipe VI ha concedido seis nuevos títulos nobiliarios a destacadas figuras del deporte, la ciencia, la cultura y el servicio institucional. A través de reales decretos publicados en el Boletín Oficial del Estado, el Monarca ha querido subrayar con estos honores su compromiso con la excelencia, el mérito y el servicio a España. Cinco de los títulos son de carácter hereditario; uno, vitalicio.

El Rey ha conferido los siguientes Títulos del Reino:

Marqués de Llevant de Mallorca al tenista Rafael Nadal, originario de Manacor, en la isla de Mallorca. Nadal, retirado del deporte profesional en 2024, es uno de los deportistas más laureados de todos los tiempos, con 22 títulos de Grand Slam, entre ellos 14 Roland Garros, además de una Copa Davis y un oro olímpico. Este marquesado, de carácter hereditario, alude directamente a su origen y a la comarca mallorquina del Llevant, reafirmando su arraigo insular y su papel como embajador de la Marca España en el mundo. Según el decreto, Nadal es “referente indiscutible de los valores del esfuerzo, la perseverancia y la humildad”.

A Jaime Alfonsín Alfonso, quien fuera jefe de la Secretaría del Príncipe Felipe desde 1995 y posteriormente jefe de la Casa de Su Majestad el Rey durante toda la primera década del reinado, se le ha concedido el título de Marqués de Alfonsín, acompañado de la Grandeza de España, máxima dignidad de la nobleza. De carácter hereditario, este reconocimiento pone en valor su trayectoria institucional de servicio leal, discreto y eficaz. Alfonsín fue pieza clave en la modernización de la Casa del Rey, la transición de la Jefatura del Estado en 2014 y el fortalecimiento de una Monarquía parlamentaria ejemplar, centrada en la transparencia y la profesionalidad.

La nadadora paralímpica Teresa Perales Fernández ha sido nombrada Marquesa de Perales, título hereditario que lleva su propio apellido. Con 27 medallas paralímpicas, es una de las deportistas más premiadas del mundo. Además de su carrera deportiva, ha ejercido como conferenciante, autora y defensora de los derechos de las personas con discapacidad. En 2021 recibió el Premio Princesa de Asturias de los Deportes. La concesión de este título reconoce no solo su gesta deportiva, sino su papel como modelo de superación y símbolo nacional de resiliencia.

La cantante gallega Luz Casal, ícono de la música española y latinoamericana desde los años ochenta, ha sido distinguida como Marquesa de Luz y Paz. Este título, también hereditario, refleja el valor artístico y emocional de su legado, una carrera que incluye himnos generacionales como Piensa en mí y Entre mis recuerdos. Sobreviviente de dos enfermedades oncológicas, Casal representa una trayectoria de valentía personal y expresión creativa que ha enriquecido el acervo cultural de España y de Hispanoamérica.

El investigador Carlos López Otín, catedrático de bioquímica en la Universidad de Oviedo y uno de los científicos españoles más citados en el ámbito de la genética y la oncología, ha recibido el título de Marqués del Castillo de Lerés, con la particularidad de ser vitalicio, es decir, no podrá ser heredado. Natural de Sabiñánigo (Huesca), su labor se ha centrado en el estudio del cáncer, el envejecimiento y las enfermedades raras. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales, incluido el Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal. El título que se le concede hace referencia a un enclave simbólico en su vida personal y académica, y premia una labor científica que ha generado un impacto directo en la vida de miles de personas.

Por último, la fotógrafa documental Cristina García Rodero, primera española en ingresar en la prestigiosa agencia Magnum Photos, ha sido distinguida con el título de Marquesa del Valle de Alcudia, en homenaje a su origen manchego y a los paisajes que han marcado su obra. García Rodero ha documentado durante más de cinco décadas la España tradicional y las fiestas populares con una sensibilidad única. Sus imágenes, expuestas en los principales museos del mundo, conforman un testimonio visual de la identidad plural de nuestro país. El título, de carácter hereditario, perpetúa su nombre como parte del patrimonio cultural nacional.

La concesión de estos títulos representa la primera ocasión en que Felipe VI, en once años de reinado, ejerce su prerrogativa de otorgar títulos nobiliarios. Así lo contempla el artículo 62 de la Constitución Española, que atribuye al Rey la función de “conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes”.

Aunque los títulos nobiliarios no conllevan privilegios legales ni económicos, poseen una gran carga simbólica. Son una forma de perpetuar el reconocimiento institucional a aquellas personas que han contribuido de forma extraordinaria a la sociedad española. Como explicó el propio Rey en su discurso por el décimo aniversario de su proclamación, “la Monarquía debe ser útil, ejemplar y un estímulo constante para la mejora colectiva”. Este gesto cumple con ese propósito al destacar trayectorias individuales que, desde distintos ámbitos, encarnan el servicio, la excelencia y la unidad.

Con este acto, Felipe VI no solo rinde homenaje a figuras vivas y activas de nuestra historia reciente, sino que inaugura una nueva etapa en la nobleza del siglo XXI: una nobleza del mérito, en la que el apellido ilustre nace del esfuerzo, la creación, la entrega o la inteligencia al servicio del bien común.

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