El Real Alcázar de Sevilla, el Palacio Real en uso más antiguo de Europa, se convirtió en el escenario de una cena de gala presidida por Sus Majestades los Reyes de España, con motivo de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas. Este evento, que reunió a más de 100 invitados, incluidos 35 jefes de Estado, 12 jefes de Gobierno y una treintena de representantes de organismos internacionales, marcó el inicio de un encuentro crucial para abordar los desafíos financieros globales y avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. En un discurso cargado de simbolismo y urgencia, el Rey Felipe VI defendió el multilateralismo como “el mejor y más duradero camino hacia la paz y el progreso global”, instando a los líderes mundiales a actuar con determinación para no defraudar las esperanzas de millones de personas.
El Real Alcázar, con su Patio de las Doncellas como epicentro de la velada, no fue elegido al azar. Felipe VI destacó su valor simbólico, describiéndolo como “un magnífico reflejo de todo lo que representa la ciudad: un verdadero crisol de orígenes, culturas y corrientes de pensamiento, cuya apertura y hospitalidad no son solo rasgos superficiales, sino una auténtica forma de ver el mundo”. En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, crisis climáticas y recortes en la financiación para el desarrollo, el Rey subrayó la relevancia de Sevilla como sede de esta conferencia, la primera en Europa tras las ediciones de Monterrey (2002), Doha (2008) y Addis Abeba (2015).

En su intervención, Felipe VI hizo un llamamiento claro y contundente: “Los ojos de millones de personas están puestos en esta Conferencia, porque sus esperanzas y necesidades merecen resultados, y ciertamente no merecen fracaso ni decepción”. Citando al poeta sevillano Antonio Machado, con su verso “Hoy es siempre todavía”, el monarca instó a los presentes a actuar “ahora, mejor que más tarde”, en un momento crítico para la financiación del desarrollo sostenible. Esta referencia poética no solo conectó con la identidad cultural de Sevilla, sino que sirvió para reforzar la urgencia de alcanzar acuerdos concretos en los próximos días, del 30 de junio al 3 de julio, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (FIBES).
El Rey también evocó al filósofo andalusí Averroes, cuyas palabras, pronunciadas hace siglos, siguen siendo pertinentes: “Esta ecuación, tan sencilla como preocupante, explica muchos de los conflictos actuales y la erosión del mundo multilateral”. Con esta reflexión, Felipe VI señaló los riesgos que enfrenta el sistema multilateral, especialmente en un contexto donde potencias como Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, han reducido drásticamente su apoyo a los programas de desarrollo de Naciones Unidas, afectando a los países más vulnerables. Frente a estas tendencias, el monarca defendió que “las Naciones Unidas, con los valores de su Carta, sus agencias, su marco normativo y su presencia sobre el terreno, son actualmente más imprescindibles que nunca”.

La cena, a la que asistieron figuras como el secretario general de la ONU, António Guterres, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, fue más que un acto protocolario. Representó un momento de encuentro entre líderes mundiales para reforzar la cooperación internacional en un foro que reúne a gobiernos, organizaciones internacionales, instituciones financieras, empresas y sociedad civil. Felipe VI destacó que “solo a través de una participación amplia y diversa el mundo tendrá realmente la oportunidad de superar desafíos globales como el hambre y la pobreza extrema, la igualdad de género, el cambio climático, entre muchos otros”.
El discurso del Rey también puso énfasis en los temas clave de la conferencia: la reforma de la arquitectura financiera internacional, la sostenibilidad de la deuda, la movilización de recursos privados y la maximización de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). En un mundo donde los países menos desarrollados destinan el 12% de sus ingresos al pago de intereses, según el informe de Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo Sostenible de 2024, Felipe VI subrayó la necesidad de encontrar soluciones innovadoras para aliviar la “crisis de deuda silenciosa” que afecta a los países de bajos ingresos y mercados emergentes.

La Plataforma de Acción de Sevilla, una iniciativa impulsada por España y Naciones Unidas, fue destacada como un pilar fundamental de la conferencia. Esta plataforma busca movilizar coaliciones de países y actores para lanzar iniciativas ambiciosas que aborden los desafíos de financiación del desarrollo sostenible. El Rey instó a los líderes a comprometerse con esta plataforma, cuya presentación oficial tendrá lugar durante los días de la conferencia, para reforzar el documento final, el Compromiso de Sevilla, que sellará las negociaciones.
En un gesto de hospitalidad, Felipe VI bromeó sobre el calor sevillano, asegurando a los presentes que “no será peor en adelante”, y les invitó a disfrutar de la ciudad, cuya riqueza cultural y apertura al mundo la convierten en el lugar idóneo para este encuentro. “¿Qué mejor lugar y qué mejor momento para reavivar la confianza y la esperanza?”, concluyó el monarca, dejando un mensaje de optimismo y responsabilidad compartida.
La cena, organizada con estrictas medidas de seguridad bajo la Operación Maat, contó con un dispositivo coordinado por el Ministerio del Interior, en colaboración con la ONU, las Fuerzas Armadas y otros cuerpos de seguridad. Este evento marcó el preludio de una conferencia que espera congregar a más de 10.000 asistentes y que será clave para alinear las agendas de desarrollo global, en un momento en que el multilateralismo enfrenta cuestionamientos y la Agenda 2030 se encuentra a solo cinco años de su plazo límite.
El compromiso de España con este foro refleja su liderazgo en la construcción de consensos y su apuesta por un sistema financiero global más justo, inclusivo y sostenible. Como señaló el Rey, la conferencia de Sevilla es “una fuente tangible de esperanza” frente a un mundo marcado por conflictos, desigualdades y desafíos climáticos. Su mensaje, cargado de urgencia y humanismo, resonará en los próximos días como un recordatorio de que el multilateralismo, lejos de estar agotado, sigue siendo la vía más sólida para construir un futuro próspero y equitativo para todos.

