El discurso de SAR la Princesa Leonor, pronunciado durante la entrega de los Premios Princesa de Asturias 2025 en el Teatro Campoamor de Oviedo, ha sido calificado por numerosos expertos y observadores como uno de los momentos más significativos del año para la monarquía española y para la institución en general, consolidando a la heredera en el papel que la historia y la responsabilidad le han asignado.
La expectación ante las palabras de Leonor era máxima, no solo por la relevancia del acto, sino porque la propia Princesa está sumando experiencia, presencia y temple en actos públicos. Desde su juramento constitucional en 2023 —momento en que expresó solemnemente su compromiso y lealtad con España— hasta la ceremonia de 2025, Leonor ha mostrado una evolución palpable.
El discurso, por primera vez, superó en extensión al del Rey Felipe VI, lo cual marca un paso simbólico de cesión de protagonismo institucional, tan necesario en las monarquías parlamentarias modernas. Su intervención, cuidadosamente preparada y con algunos momentos de natural tensión, fue una muestra de fortaleza y control, aunque no exenta de emoción.
El contenido: convivencia, valores y Europa
En el fondo de sus palabras, Leonor defendió la necesidad de “volver a lo esencial”, apelando al respeto a quienes piensan diferente y a tratar con empatía al prójimo. La heredera hizo hincapié en la convivencia como único camino para el progreso compartido y animó a cuidar y defender los valores comunes que, en su visión, son guía y referencia para España y Europa.
La elección de la fórmula de la carta para elogiar a cada premiado tuvo un doble objetivo: reforzar la idea de reflexión pausada en tiempos de inmediatez y, por otro lado, acercar su mensaje a las distintas generaciones, “aun siendo de la generación zeta e hija de una equis y un boomer” —una broma que arrancó la simpatía del público y evidenció el afán de Leonor por conectar con todos los sectores sociales.
Especial mención tuvo su reconocimiento al economista Mario Draghi, a quien agradeció la defensa del espíritu europeo y la solidaridad entre países, entendida como esencia de la convivencia en Europa: “Juntos somos más fuertes”, subrayó la Princesa, reforzando el valor supranacional de sus palabras.
Leonor realizó una defensa firme de los grandes valores universales, poniendo en contraste conceptos como la democracia frente a la intolerancia, la justicia frente a la arbitrariedad o los derechos humanos frente a la indiferencia. “Confiar en ellos es confiar en la libertad frente al miedo… en el Estado social de derecho frente al abuso del poder”, insistió la Princesa.
No obvió las dificultades que afronta la sociedad actual, ni las complejidades de la convivencia en escenarios fragmentados más allá de España, pero insistió en la necesidad de volver a lo fundamental: respeto, empatía, educación y diálogo.
Frente a quienes tienden a la polarización, Leonor defendió la transversalidad de los valores democráticos, animando a superar barreras ideológicas e identitarias. En este sentido, su intervención se percibe como la apuesta por una monarquía moderna, abierta y ejemplar, que se convierte en garante y referente ético ante una ciudadanía plural.
Para el entorno monárquico y los defensores de la Corona, el discurso de Leonor supone un punto de inflexión. Se observa en ella una capacidad creciente para conectar con distintos públicos sin perder rigurosidad institucional, y para humanizar el mensaje de la monarquía, tradicionalmente distante. La complicidad con su familia, la cercanía con los premiados y el uso de un lenguaje claro y emotivo fueron claves no solo para conmover sino para persuadir.
La Princesa logra reflejar los principios heredados, pero sin renunciar a un estilo propio, más próximo a las preocupaciones de las generaciones jóvenes y a la sensibilidad contemporánea. El reconocimiento tanto de sus fortalezas como de sus desafíos comunicativos por parte de la prensa revela también el enorme esfuerzo de formación y vocación de servicio.
Un elemento recurrente a lo largo del análisis es la oscilación entre tradición y modernidad. Leonor, como heredera, subraya el papel de la Corona como institución estable y garante de convivencia, pero lanza puentes hacia el futuro mediante la reivindicación de valores democráticos y el compromiso cívico.
Su estilo, menos acartonado y más cercano en cada edición de los premios, ha ayudado a alimentar el relato de una monarquía renovada, alejada de viejos formalismos, pero consciente de su rol histórico y social. Así, Leonor da pasos certeros en la consolidación de una figura que encarna el prestigio institucional y la esperanza en un futuro integrador.
El discurso de la Princesa Leonor, tanto en la forma como en el fondo, es una pieza clave para el proyecto monárquico del siglo XXI. Refleja un equilibrio entre la continuidad de la tradición y el impulso transformador necesario en tiempos de cambio. Su capacidad para unir generaciones y sensibilidades, su sensibilidad hacia los desafíos contemporáneos y su defensa de los valores universales refuerzan la legitimidad de la Corona y contribuyen a renovar el vínculo entre la monarquía y la sociedad española.
En definitiva, la intervención de Leonor en los Premios Princesa de Asturias 2025 ha dejado la impronta de una heredera comprometida, consciente de su responsabilidad y capacitada para ejercer un liderazgo inspirador, eficaz y cercano, en línea con las exigencias de una monarquía moderna y comprometida con el futuro.

