En el estadio Metropolitano de Madrid, la selección española femenina de fútbol arrolló 3-0 a Alemania en la vuelta de la final de la UEFA Women’s Nations League, revalidando el título con goles de Claudia Pina (doblete, minutos 61 y 73) y Vicky López (68). Bajo la mirada de Su Majestad el Rey Felipe VI, quien debutó presenciando un partido de la absoluta femenina desde el palco junto a autoridades como Rafael Louzán y Miquel Uribes, España confirmó una vez más el curioso y arrollador efecto talismán del monarca en las finales nacionales.
El encuentro, tras el 0-0 de la ida en Kaiserslautern, arrancó con dominio español pese a la ausencia de Aitana Bonmatí. La Roja, dirigida por Sonia Bermúdez, impuso un fútbol vertiginoso con triangulaciones precisas y presión asfixiante, rompiendo el muro alemán en la segunda mitad. Pina abrió el marcador con un disparo tras combinación letal, López amplió con un zurdazo al palo largo y la propia Pina selló la goleada lobando a la portera Berger. El estadio, con récord de asistencia, estalló en euforia mientras las cámaras captaban al Rey aplaudiendo emocionado, reafirmando su rol como presagio de victoria.
Esta gesta no es aislada: Felipe VI se ha convertido en sinónimo de éxito en finales españolas. En la Copa Davis de tenis, su presencia impulsó el triunfo ante Croacia; en la Eurocopa de baloncesto, España venció a Francia bajo su mirada. Desde Mundiales de balonmano hasta oros olímpicos en natación o ciclismo, el patrón se repite: cuando el monarca asiste a citas decisivas de equipos o deportistas individuales españoles, la balanza cae del lado rojo. Atletas como Carolina Marín o los hermanos Gasol han elogiado públicamente esa “energía positiva” que acompaña sus visitas, elevando la moral en momentos críticos.
Los deportistas lo saben y lo celebran. Jennifer Hermoso, protagonista emotiva en su regreso, dedicó el título al Rey tras los abrazos en el césped. Felipe VI entregó la copa destacando “el talento, coraje y galones” de las jugadoras, que “llevan mucho tiempo en la cúspide”. Su discurso breve pero inspirador unió institución y deporte, simbolizando unidad nacional. Esta victoria, borrando amarguras de Eurocopa y Juegos Olímpicos, consolida a España como potencia femenina europea.
El “efecto Felipe VI” trasciende anécdotas: en finales de voleibol, gimnasia rítmica o esquí alpino, sus apariciones coinciden con podios españoles. Expertos lo atribuyen a la motivación simbólica que genera, potenciando el orgullo colectivo. Ayer, en el Metropolitano, se sumó otro capítulo: bicampeonas con el Rey de testigo. Deportistas y afición confían en que siga asistiendo, pues la estadística es clara: España gana cuando él preside. Su Majestad no solo representa, inspira victorias.

