Llevarse las manos a la cabeza por las declaraciones del Rey Felipe VI, es de tener muy poquitas miras, y sobre todo, no haberse leído la constitución. Que el Rey Felipe VI llame a la cordura y la negociación, es lo que debería hacer cualquier persona sensata, aunque su mensaje va más allá del puro comentario institucional. Quién tiene la obligación de iniciar las negociaciones con los partidos políticos democráticos, es el actual presidente en funciones, Pedro Sanchez Perez-Castejón, que a lo largo de estos tres meses que han pasado desde las elecciones del 28A, no ha llevado a cabo ninguna negociación en firme y solo ha querido ser investido por comunistas, filo-etarras y golpistas, dejando de lado a las fuerzas democráticas del Reino de España.

Su Majestad el Rey, ha vuelto a dar un aviso a navegantes, en este caso en la persona del Presidente en Funciones, que tiene la obligación de aunar los acuerdos posibles para una investidura real, y no el teatro que hemos tenido que soportar los últimos meses y que han convertido el Congreso de los Diputados en un escenario de mercadeo indigno de nuestra Nación. Y cuando se habla de negociación, el secretario general de los socialistas, debería tener bien claro con quién se puede y con quién no se puede negociar, porque aunque la corrección política exige sentarse con todo el mundo, la moralidad, decencia y sentido de estado, debería hacerle ver que ni con golpistas, ni filo-etarras, ni comunistas debería negociar absolutamente nada, porque esos partidos, que en muchas ocasiones traspasan la línea de la democracia para situarse en el territorio de la imposición, violencia y totalitarismo, no creen en España ni en sus libertades.

El Rey Felipe VI, tiene la misión de arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones, y eso significa, que de vez en cuando, como ya hiciera en 2016, tenga que dar un toque de atención a los políticos para que lleguen a un acuerdo y el Reino de España tenga un gobierno que estabilice la nación. Y ese acuerdo, debe estar en las líneas escritas por nuestra constitución, debe ser ratificado por aquellos que creen en nuestra libertad, democracia, justicia y estado de bienestar.

Unas elecciones nuevas, sería la constatación de una nueva derrota de los políticos que son incapaces de sentarse en una mesa y dejar de lado las ideologías y las aversiones personales entre ellos. Los partidos políticos democráticos, tiene la obligación de moderar sus discursos y llegar a acuerdos para que la economía y estabilidad del Reino de España no se resienta. El Presidente en Funciones, es el último responsable de llegar a esos acuerdos o no, y sobre el debe recaer todo el peso de ese acuerdo.