Su Majestad el Rey Felipe VI, volvió ayer a dar una lección de unidad, compromiso, liderazgo y responsabilidad, frente a todos aquellos que aprovechan la mayor de las desgracias que estamos sufriendo, para hacer política rastrera y plasmar su falta de humanidad, respeto y decencia humana.

Don Felipe, dirigió ayer su segundo discurso excepcional a la nación, que se une al que tuvo que dar con motivo del golpe de Estado de los nacionalistas catalanes. En esta ocasión, el Rey ha llevado a nuestra casas un mensaje de unidad, ánimo, fortaleza y agradecimiento a los millones de españoles que siguen en sus puestos de trabajo para que el Reino de España siga funcionando, y a los que permanecen en sus casas, para evitar una propagación mayor del virus. En nombre de la Familia Real, expresó su cariño y afecto hacia las familias que han perdido a algún ser querido.

El Rey, ha lanzado un mensaje claro, «Este virus no nos vencerá. Al contrario. Nos va a hacer más fuertes como sociedad; una sociedad más comprometida, más solidaria, más unida. Una sociedad en pie frente a cualquier adversidad”.

Un discurso que contrasta con las manifestaciones de la extrema izquierda violenta, que está sacando su bilis más infecta para aprovechar la situación que estamos viviendo e intentar sacar rédito, aunque esto que están haciendo será su verdadera tumba.

Felipe VI, quiso agradecer a los millones de españoles que siguen al pie del cañón, haciendo en los profesionales sanitarios el ejemplo visible, de los que dijo son “la vanguardia de España en la lucha contra esta enfermedad”, llamando a todos los ciudadanos a “dejar de lado las diferencias” y a unirse para enfrentar la pandemia “con serenidad y confianza, pero también con decisión y energía”. “Ánimo y adelante”, fue el final de su mensaje.

El Rey subrayó la gravedad de una crisis “muy seria” que altera “de forma muy traumática” el bienestar de la sociedad, pero se mostró seguro de que los españoles darán un ejemplo de “responsabilidad, civismo y, sobre todo, de solidaridad hacia los más vulnerables, para que nadie pueda sentirse solo o desamparado”.

“Ahora tenemos que resistir, que aguantar”, subrayando que se trata de “una crisis temporal” de “un paréntesis” que se cerrará “más temprano que tarde” si los ciudadanos no bajan la guardia.