No será Felipe VI quien se queje de las situaciones que le ha tocado vivir a lo largo de su vida como Príncipe de Asturias y ahora como Rey de España, pero que estas sean provocadas y/o permitidas por el propio gobierno, pasa de un límite que ningún político con un poco de decencia y vergüenza debería traspasar. Los símbolos de una nación y sus instituciones sí son importantes, porque representan todo lo que significa una país. Ahora bien, si no estás de acuerdo con esos valores, eres capaz de poner todas las piedras en el camino que torpedearlas. Libertad, democracia, justicia, solidaridad, generosidad, estado de derecho y del bienestar, es lo que representa la Bandera de España, el Himno y la Corona, de ahí que tengan tanto empeño en destruirla.

Su Majestad el Rey, ademas de tener que soportar más de 12 horas de viaje con el líder de la extrema izquierda más violente de Europa, Pablo Iglesias, tuvo que asistir a una bochornosa interpretación del Himno de España a su llegada a Bolivia para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente, y al insultante espectáculo que dieron dos representantes del Estado Bolivariano, levanto el puño en la interpretación de su himno, acción que les significa como Comunistas, ideología que ha asesinado a más de 100 millones de personas en el mundo.

Son evidente las anchas espaldas que tiene el Rey para soportas estoicamente estos actos y que su responsabilidad le impide hacer declaraciones o muestras de desacuerdo con algunas situaciones, porque para eso está el Gobierno de España, al que ni está ni se le espera. Y no es baladí una interpretación tas chusca del Himno de España, que debería conllevar una explicación y a la vez una disculpa por parte de Bolivia. Pero ¿cómo esperar algo de un gobierno que permite que su vicepresidente se dedique a entrometerse en la justicia de un país para que no le encausen por sus puestas corruptelas con empresas fantasmas, o que fomenta una declaración arrogándose la representación de la «democracia» cuando él, que se ha confesado comunista, es el primer antidemócrata?

La Corona estuvo en la boca del lobo y nadie del gobierno, excepto la Ministra de Defensa, ha salido en su defensa y afear las conductas del líder de la extrema izquierda violenta, que se sienta en el consejo de ministros y gestiones millones de euros obtenidos del esfuerzo de millones de trabajadores españoles, con el objetivo espurio de cercenar nuestra libertad y democracia.