Quienes piensen que todo esto que está pasando en el Reino de España va de Monarquía o República, se equivoca de una forma abrumadora y se está dejando llevar por un camino ciertamente peligroso. Esto no va de la forma de Estado, sino de defender nuestra democracia o dejar que instauren un régimen de totalitarismo en España.

Desde hace años, vivimos en un estado de crispación absoluto provocado por una izquierda desnortada, la del Psoe, y una radical y violenta, la Comunista de Podemos, que solo quiere división y confrontación entre los españoles, buscando que la concordia, la solidaridad, la paz y el estado del bienestar que nos dimos en la constitución de 1978, y que la Corona ampara y defiende, desaparezca.

Las imposiciones, los insultos, señalamientos y acosos están a la orden del día, y no solo a los políticos, sino a todo la sociedad que se siente libre y demócrata y no se deja acaudillar por un discurso radical, xenófobo y clasista que la izquierda acomodada pretende imponer a la sociedad española.

Es la primera vez que el propio gobierno de España trabaja en contra de España, la primera vez que los golpistas, etarras, racistas nacionalistas y ultra izquierda, tienen poder, todo ello de la mano de un Presidente que nadie es capaz de averiguar cuales son sus intenciones reales, a parte de mantenerse sea como sea en el poder, sin importarle un ápice lo que quede detrás. Eso sí, una cosa nos tiene que quedar clara, y es que Sanchez utiliza a la extrema izquierda para hacerle el trabajo sucio.

Las no comparecencias del Gobierno en el Parlamento; un Estado de Alarma que solo busca cercenar la libertad y no dar explicaciones; las demandas del Consejo de Transparencia, a las que el Gobierno no hace caso; una Ley de presupuestos que tiene la negativa de todos los organismos internacionales, y que solo cubren las necesidades del nacionalismo y la ultra izquierda exacerbada y radical; la Ley de educación que pervierte valores como el esfuerzo, trabajo, libertad y que no ha sido negociada con nadie; el intento de ocupar por la fuerza el Consejo General del Poder Judicial para tener la justicia amarrada a su antojo; una fiscalía que es partidista; el acoso a la Corona y la indefensión a la que el gobierno la está sometiendo.

La Corona, es el último bastión de defensa de la democracia en España, es la personificación de la indisoluble unidad de la Patria y por ello, tanto la ultra izquierda como el nazionalismo, quieren acabar con ella, con el beneplácito silencioso del irresponsable Sanchez.

La Corona no es su titular, La Corona va más allá de quién ocupe en un determinado momento el trono, y si bien se han cometido errores en el pasado, esto no implica una enmienda a la totalidad de su trabajo durante toda la historia de España y más durante los 40 años de democracia y libertad que nos ha proporcionado.

No caigamos en las trampas que quiere poner la ultra izquierda. La Corona, sigue cumpliendo escrupulosamente sus funciones constitucionales, defendiendo la libertad y la democracia en España desde sus funciones, pero no le pidamos a la Corona que haga el trabajo de los políticos, que son los que tienen las herramientas necesarias para subvertir esta situación en la que nuestra democracia está en peligro.