El Real Monasterio de El Escorial, que mandará construir Felipe II para que sirviera de última morada de Reyes, Príncipes e Infantes de la Monarquía Española, ha vuelto a acoger el último homenaje a un Infante de España, con ocasión del funeral por el alma de Carlos de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma, Duque de Calabria, que falleció el pasado lunes en su finca de Ciudad Real.
El ataúd, cubierto con la bandera de España, fue portado y escoltado, con las armas a la funerala, por la Guardia Real. En la puerta del Monasterio fue recibió el cadáver por Don Pedro de Borbón-Dos Sicilias, Duque de Noto y futuro Duque de Calabria. Los restos del Infante recibieron los honores fúnebres que le corresponden y tras presentar armas fue interpretado el Himno Nacional con pífano y tambor.
Entrando con paso solemne, el cortejo fúnebre cruzó el Patio de Reyes y entro, precedido por los frailes agustinos con sus hábitos negros, al Monasterio, acompañado al ritmo del sonido del tambor, que ceso cuando la comitiva penetro en el claustro, donde solo se oían los pasos de los Guardias Reales que llevaron el ataúd a la Iglesia Vieja o de Prestado, donde quedó instalada la Capilla Ardiente.
El féretro ha permanecido escoltado por cuatro Guardias Reales y tres representantes de las órdenes militares: uno, de la Orden Constantiniana, y dos de la Comunidad Agustiniana. Entre las personas que acudieron a la capilla del Infante se encuentran la madre de Don Carlos, la Infanta Doña Alicia; su viuda, Doña Ana de Francia, y sus hijos que recibieron el pésame de Don Juan Carlos, Doña Sofía y la Infanta Doña Elena. También acudieron los Reyes de los Búlgaros, Adelaida de Orleans, Luis Alfonso de Borbón, los Marqueses de Laserna, el Marqués de Villanueva de Valdueza, el Duque de Terranova, el empresario Juan Abelló y el presidente de honor de Vocento, Santiago de Ybarra, con su esposa, Mercedes Baptista, condes de El Abra, entre otros amigos del Infante y de la familia.
Amaneció la Sierra de Guadarrama vestida de otoño el día 8 de octubre para recibir a Sus Majestades los Reyes Don Felipe VI y Doña Letizia, que presidieron el funeral por el eterno descanso del Alma del Infante, junto con los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofia. Las Infantas Doña Elena y Doña Cristina, hermanas del Rey, y su tía la Infanta Margarita, estuvieron también presentes en el último adiós al Primo de Don Juan Carlos.
A las 11,30 horas de la Mañana, las campanas tocaban a muerto y en la Lonja del Monasterio, la Guardia Real rendía los últimos honores Reales al Infante Don Carlos. El féretro fue colocado en un armón de artilleria, tirado por seis caballos negros, escoltado por los Guardias Reales, que condujeron el ataúd a la Basílica del Monasterio donde se llevaría a cabo la misa córpore insepulto. Cuando el armón pasó por delante de la Bandera nacional, se disparó una salva y se interpretó el Himno Nacional. Siguió el cortejo funerario hasta la Puerta del Patio de Reyes, donde Don Felipe y Doña Letizia, acompañados de Doña Ana de Francia, viuda del infante, recibieron el féretro. Junto a ellos, el Ministro de Justicia Don Rafael Catalá, que ejercía las funciones de Notario Mayor del Reino y el Jefe de la Casa del Rey el Excmo. Sr. Don Jaime Alfonsín. Situados detrás, las condecoraciones del Infante, su hijo y heredero, Don Pedro de Borbón-Dos Sicilias y Orleans, sus otros cuatro hijos y nietos, acompañaron el ultimo camino del Infante.
Ocho Guardias Reales portaron el féretro para llevarlo a hombros hasta el interior de la Basílica, donde los Reyes Juan Carlos y Doña Sofia, junto a sus hijas las Infantas Elena y Cristina y la Infanta Margarita, acompañada de su esposo Don Carlos Zurita, esperaban para iniciar la ceremonia religiosa.
A las 12 del medio día, daba comienzo el funeral, que ha sido estrictamente familiar. Tras él, los restos mortales del Infante han sido trasladados por los monjes Agustinos al pudridero de Infantes, en una solemne ceremonia que tiene siglos de historia. Los encargados de entregar el cadáver de Don Carlos fueron, el Ministro de Justicia y el Jefe de la Casa del Rey. El cuerpo de Don Carlos permanecerá aproximadamente entre 25 y 30 años antes de ser definitivamente trasladado al Panteón de Infantes.
Con Don Carlos, se marcha el último infante varón de la Monarquía española.
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