Nuevamente, La Corona vuelve a estar en el centro de la política española, estableciéndose como el pilar fundamental de la sostenibilidad institucional. Tras el nuevo fracaso de la clase política que pretende establecer como socios a Comunistas, filo etarras y aquellos que día tras día se dedican a insultar, menospreciar y golpear la democracia española, Su Majestad el Rey Felipe VI se mantiene como el único responsable en esta situación, ya que aquellos que se auto denominan representantes del pueblo, y que nos han demostrado que solamente pretenden cargos, presupuestos y prebendas para colocar a unos y a otros, dejan mucho que desear.

Un 25 de Julio, Santiago Apostol, Patrón del Reino de España, y por 155 votos en contra, el candidato que mintió a Su Majestad el Rey al presentarse a una investidura sin tener los votos necesarios para la misma, volvió fracasar, dando un espectáculo bochornoso en un Congreso que convirtieron en una suerte de mercadeo de subvenciones, poltronas y prebendas.

Corresponde ahora a Su Majestad el Rey decidir si deja pasar el plazo de dos meses para que se convoquen elecciones o propone un nuevo candidato si este tiene los apoyos necesarios. La irresponsabilidad política de quienes no hacen su labor para llegar a acuerdos, ni con las fuerzas políticas que les son más afines, pone a España en un brete que, teniendo a Su Majestad, al menos tenemos la seguridad de tener a alguien responsable en la más alta Magistratura del Estado.

Aunque las funciones de Su Majestad el Rey están limitadas, nadie duda que en próximos encuentros con el Jefe del Ejecutivo en Funciones, tratará de buscar una explicación a los más de dos meses en los que no ha logrado conseguir un acuerdo y en exigirle uno ya firmado para una próxima posible investidura, porque la carga de irresponsabilidad que se ha demostrado, es una vergonzante mancha en la historia de España y de la que los españoles estamos sufriendo las consecuencias.