No es solo mala educación, intolerancia y falta de responsabilidad que los políticos nacionalistas no acudan a los actos de la Corona, la Jefatura del Estado del Reino de España, sino una razón más simple que, eso sí, les retrata como lo que son, unos miserables cobardes. El problema del nacionalismo catalán, es que no es capaz de aguantar la mirada de un Rey que les planta clara, que les dice las cosas tal y como son, que defiende la convivencia, la paz, la democracia y la legalidad. Felipe VI no se achanta, no da vueltas a sus palabras y dice las cosas tal y como son, y está claro, que al secesionismo que alienta la violencia, el odio, que se salta la legalidad, la democracia y que ha dividido y violentado a sus cachorros que carga contra ciudadanos anónimos, les incomoda.

Durante muchos años, han estado acostumbrados a que les pasen la mano por el lomo, perdonando sus «pequeñas travesuras» y disculpando sus actos para no «molestar», y aun hoy, siguen sin querer entrar muchos políticos al verdadero asunto, pero no el Rey. Desde hace ya varios años, Don Felipe lleva advirtiendo que esto podía pasar, y que la Ley y la Constitución iban a prevalecer. Porque sin Ley ni Constitución no hay democracia, porque sin convivencia no hay democracia y porque sin un Estado fuerte que defienda a los ciudadanos demócratas, no hay democracia.

Ayer asistimos al espectáculo bochornoso que día a día sufren los demócratas en Cataluña, un acoso violento, golpes e insultos por parte de una pandilla de fascistas descerebrados que querían impedir por la fuerza la libertad de los demás. Y de ello vive el secesionismo, de insultar, agredir, amedrentar y amenazar a todos aquellos ciudadanos anónimos que quieren vivir en libertad y paz.

La Corona, jamás va a permitir que se conculquen los derechos y libertades de ningún español y estará siempre alerta para que no ocurra.