El día 19 de Junio de 2014, Felipe VI adquiría la autoridad constitucional que le otorgaba la carta magna al ser proclamado Rey de España en el Congreso de los Diputados. El día 3 de octubre de 2017, el Rey Felipe VI fue investido de una autoridad que solo consiguen aquellos que cumplen con su deber y obligación, tal y como Don Felipe hizo. Y se la jugaba, se jugaba el Trono de España, porque muchos eran ya los que pedían su comparecencia, sus palabras y un gesto. Y el Rey lo hizo, se sentó en el «Trono» y fue investido de esa autoridad que hoy por hoy en España, solo tiene él.
Si hay alguien en el Reino que dice las cosas claras, no cambia de posición y se ha situado siempre en defensa de la libertad, la democracia y los derechos de todos los españoles ha sido Su Majestad el Rey. Libre de toda agenda partidista, los que hemos seguido sus discursos y hemos querido escucharle, sabemos que lleva años advirtiendo y apelando al diálogo, el cumplimiento de la Ley y la defensa de los ciudadanos, en un intento de evitarnos a todos, los momentos actuales que estamos atravesando.
La clase política ha dado un espectáculo bochornoso, y sigue dándolo, siempre pensando en su propio beneficio. Hasta el día 3 de octubre nadie había llamado a las cosas por su nombre, nadie se había posicionado de una forma tan certera y nadie había sido tan contundente con los Golpistas como lo fue SM el Rey.
Es tan sencillo permanecer del lado de la democracia como cumplir la ley sobre la que se sustentan los derechos de todos los ciudadanos y nuestra libertad, algo que no han hecho los irresponsables dirigentes regionales de la Generalidad Catalana, y que, también hay que decirlo, han dejado hacer durante muchos años los gobiernos de la Nación con esa inacción que estamos pagando ahora.
Salvaguardar la unidad de la patria, ser pilar fundamental de la Nación Española y ejercer como la figura integradora de todos los españoles son misiones fundamentales de la Corona, y su hoy titular Felipe VI está ejerciendo como tal, con una claridad y perfección que ha significado el punto de inflexión en el golpe de Estado de las autoridades de la Generalidad.
El Rey Felipe VI ha enarbolado la Roja y Gualda, que es la bandera de la libertad, la democracia, la justicia, la convivencia en paz, el respeto y solidaridad de todos los españoles. Y lo ha hecho dando una ejemplarizante lección a una clase política cobarde, desleal y ambigua que se ha puesto de perfil en muchos casos y que ha intentando sacar rédito atacando a España y sus instituciones para socavar nuestra libertad.
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