El huido Carlos Puigdemont, ex presidente de la Comunidad Autónoma de Cataluña y máximo responsable del intento de Golpe de Estado del pasado 1 de octubre, sigue en su propia deriva auto destructiva y lanzando mensajes cargados de odio, pero sobre todo, con una carga que refleja la soledad más absoluta en la que está quedando en su privilegiado y cobarde auto-exilio de Waterloo, en la Mansión que le está pagando un empresario Catalán. La ultima bufonada del ex-presidente, ha sido contra el Rey Felipe VI. Es algo normal que tenga una gran inquina y fijación enfermiza por quién, con su magnifico y certero discurso del pasado 3 de octubre, paró el Golpe de Estado que estaban dando los nacionalistas catalanes y levantó los muros transparentas que la sociedad democrática de Cataluña tenía delante y les impedía salir a la calle a defender su libertad, su voz y la democracia, pero lo que Puigdemont está rozando la enfermiza fijación.
Carlos Puigdemont, se ha dedicado a criticar la gestión de su intentona golpista por parte de la Jefatura del Estado, lanzando un aviso. «Una república no necesita rey». Esta claro que el fugado de la justicia no ha comprendido bien su situación, y jamás pensó que el Reino de España contestaría con la Ley, la fuerza de su democracia y ciudadanía libre, por lo que ahora no hace más que dar palos de ciego y seguir en una deriva que lo único que consigue es la vergüenza ajena de muchos ciudadanos.
Puigdemont no ha entendido bien que «El Reino de España no necesita Golpista en la Generalidad». Cualquier institución que se precie no debe tener en sus despachos a quién se ha saltado la Ley, ha tergiversado la historia, ha vilipendiado a más de la mitad de sus ciudadanos, ha sostenido a corruptos y los ha amparado, ha malversado dinero publico para sus aires de grandezas basadas en mentiras, manipulación y el supremacismo rancio y caduco, dejando servicios sociales desamparados. Lo que Puigdemont no ha entendido, es que la Democracia ha ganado.
Llega el ex-presidente a decir, que el Rey Felipe VI se ha saltado la constitución al dejar de ser «arbitro y moderador» y colocarse del lado del gobierno central. Es tan mezquina y a la vez tan infantil tal afirmación, que ella sola se describe al personaje que puede llegar a decir eso para intentar justificar sus actos ilegales. El Rey Felipe VI, ha cumplido con su obligación al defender la Constitución y a los españoles y, como el mismo ha dicho, «Yo no puedo mediar entre quienes cumplen la ley y quienes no lo hacen. Yo estoy para defender la Constitución y el Estatuto” Un mensaje más que claro que debería entender cualquier persona con un mínimo de inteligencia.
El nacionalismo ha dejado tirado a Carlos Puigdemont, que intenta buscar un hueco en el nuevo escenario político, pero no se percata que sobra, molesta a los suyos propios y no hace más que poner piedras en su propio camino. El único camino que le queda por recorrer es su vuelta a España y cumplir con la justicia.