Lo que mal empieza, mal acaba. El refranero español es muy locuaz en situaciones como las que estamos viviendo en nuestros días y dejan en evidencia las claras intenciones que tienen algunos. Desde la llegada de Pedro Sanchez a la presidencia del gobierno, hemos podido ver una virulenta escalada de insultos y menosprecios a la Jefatura del Estado, que desde el Gobierno están dejando sin respuesta, sino, aplaudiendo. Sí aplaudiendo, porque las intenciones ocultas del nuevo inquilino de la Moncloa, que ha llegado sin pasar por unas elecciones y con el voto a favor de los nazionalistas catalanes, vascos, el partido proetarra Bildu y los comunistas de Podemos, se ven venir. Ya después del discurso del Rey el 3 de Octubre, que paró definitivamente el Golpe de Estado nazionalista, el Psoe de Pedro Sánchez no se postuló de forma directa con el Rey, haciendo una velada crítica a la, según ellos, falta de la palabra «dialogo·

El nuevo presidente del Gobierno, habría dado ordenes a su gobierno y partido para que no defiendan a la Jefatura del Estado de los ataques furibundos y mal intencionados que están haciendo los supremacistas catalanes, y el pasado viernes, en la apertura de los Juegos del Mediterráneo, pudimos ver como el Sr. Sánchez era recibido de forma alegre por Quim Torra, que le esperaba a las puertas del estadio de Tarragona, ausentándose cuando lo hizo el Rey. Ante  esa muestra de falta de educación y respeto, el presidente del Gobierno debería haberle afeado al presidente regional de cataluña su comportamiento y haberle obligado a esperar al Rey de España.

Que Sánchez tiene un programa oculto, a nadie se le escapa, y que intentará contentar a los nazionalistas que se han saltado las leyes, han subvertido a la sociedad y la han violentado unos contra otros, esta más que claro. Su idea de España, que pasa por no preguntarnos a ninguno que queremos realmente, está muy alejada de la Unidad de la Nación. Ha ido lanzando mensajes sobre una España Federal, con naciones inventadas y sin el principio de solidaridad, unidad, soberanía nacional y, por supuesto, sin la Corona. Para Sanchez Castejón, la Corona es uno de los escoyos más duros que tiene que solventar, y sea otro el que le haga el trabajo sucio le viene de maravilla.

Los intentos de colocar al Rey como el único culpable de toda esta situación por no llamar al «dialogo» con unos golpistas, es deleznable y de mentes enfermas. Seguir el juego de los racistas catalanes y dejar que sigan insultando sin defender al Rey, como está haciendo el gobierno de Sanchez Castejón, es una muestra de Traición clara.

Atentos todos a lo que puede llegar en los próximos meses, porque el nuevo Psoe de Pedro Sanchez está más cerca del populismo radical que de ser un verdadero partido de Estado, y España y su Unidad poco les importa. Tenemos que revertir esa situación porque La Corona ha demostrado ser la única institución fiable y que defiende la constitución y la libertad de todos en el Reino de España.