Para ser Presidente, artista, director de banco, abogado, escritor, médico o camarero, hay que creérselo, tener la suficiente capacidad para ello y, al menos, aparentar que lo eres. Para ser presidente del Gobierno del Reino de España, además de las anteriores, una dosis de esfuerzo, sacrificio, visión de Estado, humildad, inteligencia, saber estar y discreción, son esenciales. Por lo que parece, ninguna de las anteriores abundan en quien ostenta hoy la Presidencia del Gobierno, y muestra de ello es el “libro” que le han escrito, pero del que él es autor.

Sr. Sanchez Castejón, el Rey Felipe VI no es su amigo, el Rey Felipe VI no ha encontrado en usted un responsable político con el que desenmarañar la situación anterior y la actual. Usar la figura del Jefe del Estado para su beneficio propio es una irresponsabilidad mayúscula, un espúreo comportamiento por su parte y un intento de manchar la imagen del Rey haciendo ver que está en sintonía con sus modos y formas, cuando Su Majestad ha hecho todo lo contrario a usted, ya que ha defendido la Ley, la Democracia y la Justicia, frente a esos golpistas con los que usted mercadeaba hasta hace dos días.

Las conversaciones con el Rey jamás se hacen públicas. Presumir de buena sintonía con el Rey de una forma tan infantil, que no dudamos sea así porque Don Felipe es una persona dialogante, abierta y que trata con exquisita educación y respeto a todo el mundo, es una muestra de su falta de pudor y humildad.

Pareciera, por el libro de Sánchez Castejón, que España hubiera estado siglos esperando su venida para hacer crecer la hierba donde antes no lo hacía, y fuera la luz de la esperanza perdida en siglos de oscuridad. Si esto les resulta cursi, no se lean el libro del Presidente, porque pueden morir de un ataque de cursilidad supina.

Tiene el señor Sanchez Castejon, la mala costumbre de aquellos que, por sus rasgos psicológicos, necesitan constantemente la aprobación de los demás y hacerse los importantes e imprescindibles. Desgranando las hojas de su libro, el bochorno que producen, sumado a una incontenible falta de pudor y responsabilidad por su parte, no es comparable con nada que hayamos visto hasta ahora, porque una cosa es carecer de instrumentos personales para ejercer la labor que, la rocambolesca rueda del destino ha depositado sobre sus hombros, y otra muy distinta es hacerla ver a los cuatro vientos.

Leyendo los trozos publicados en la prensa (no se piensen que tenemos el tiempo y el estómago suficiente para tragarnos el peñazo entero), parece que Sanchez Castejon y el Rey Felipe VI fueran de esos amigos que se relatan constantemente sus días e incluso horas, y que el Presidente fuera el hombro donde el Monarca deposita sus preocupaciones más personales con la esperanza de encontrar solución. Llega el bochorno personal a tal límite, el leer que la mismísima Reina letizia estaba deseando conocer a tan ilustre visionario de nuestro siglo.

Sigue el relato, que no ha escrito él pero sí es el autor, recalcando que con una sola mirada, Felipe VI y él se encontraron, como dos héroes en el desierto de la incomprensión, unidos por un objetivo común. El Rey Felipe VI, si es ese hombre de Estado que el Reino de España merece y que día a día ha demostrado como se defiende el Reino de España y su democracia, que tuvo la necesaria valentía, firmeza y convicción en la defensa de la Patria aquel 3 de Octubre, paralizando la intentona golpista de los socios del mesías presidencial.

No será la primera vez que el actual Presidente del Gobierno mete en un lío a la Casa Real, ya que hace tiempo llevo a cabo un intento, nuevamente, de querer hacer ver que el Rey Felipe VI aprobaba su política, o como desde la Presidencia se ha inmiscuido en las responsabilidades de la Jefatura del Estado en los viajes al extranjero.

No es la primera vez que el Presidente del Gobierno actual, «cambia de opinión» de un día para otro, o da una versión diferente de un mismo asunto, por lo que aquello que diga, cuente o escriba, como ya hemos podido comprobar, siempre hay que ponerlo en cuarentena porque nunca se sabe cuando cambiará de versión.