No hay oportunidad que el Rey deje pasar para hacer una defensa a ultranza de la democracia, los valores que tantos españoles lucharon por obtener en la transición y el trabajo y esfuerzo que unos y otros hicieron por una reconciliación, llevada a cabo en un momento histórico para el Reino de España.

Aprovechando su discurso de inauguración de la tercera edición del Foro La Toja Vínculo Atlántico Felipe VI reafirmó la defensa de los valores conquistados durante nuestra primera etapa completamente democrática, nacida en 1975, frente a esos «nuevos actores, nuevos equilibrios de poder y nuevos escenarios que generan cada vez una mayor incertidumbre y una mayor dificultad en la gobernanza en todos los niveles». El Rey aseveró que esos valores deben «prevalecer frente a cualquier amenaza que pueda poner en riesgo lo que tanto costó alcanzar».

Ante esta defensa de las libertades de todos los españoles, se manifiesta en contra, día si y día también, un gobierno desnortado que solo tiene un objetivo claro, que es mantener en el poder al megalómano Sanchez Castejón, mientras insulta, menosprecia y ensucia instituciones para su propia gloria, como es el poder judicial, la fiscalía, la abogacía de Estado y el parlamento, que los ha acaudillado de tal forma, que han dejado de ser instrumentos de la democracia para mantener la libertad y la justicia igual para todos, para pasar a ser meros titiriteros a las ordenes del aun presidente del Gobierno.

SM el Rey habló de los cambios que se están produciendo en la sociedad internacional como consecuencia del nuevo orden geopolítico global, alertando ante las consecuencias de la aparición de los nuevos actores y escenarios que ponen en aprietos a los gobernantes y cuando los conminó a no caer en la tentación del aislacionismo, porque «no es una buena opción».

El Monarca quiso hacer hincapié en «la erosión del multilateralismo, del retorno de las tendencias proteccionistas, del poder de las técnicas de desinformación, de la volatilidad del orden internacional o del decaimiento de los valores tradicionales como fenómenos que están ocurriendo». Don Felipe sostuvo que ante esos peligros «es precisamente cuando más debemos hacer para defender la libertad y los valores que nos han permitido la democracia, cuando hay que avanzar en la construcción de sociedades abiertas».