El viernes podíamos leer un tweet, que posiblemente resumía el pensar de muchas personas. En él, un abogado decía que había tirado sus años en la universidad al darse cuenta que ahora la carrera de derecho se estudiaba en Twitter. Y no le faltaba razón, porque desde que el Caso Noos apareció en nuestras vidas, hemos visto una cantidad de abogados, jueces y hasta verdugos, sin mascara, que hoy en día lo de ser verdugo se ha puesto muy de moda.

Tenemos la incontinente tradición de juzgar, condenar o absolver según nuestras propias conveniencias, aunque bien es cierto que muchos intentamos no hacerlo, aun cuando se nos pone muy difícil. Cuando hemos visto la absolución de la concejal del Ayuntamiento de Madrid que asaltó una capilla con gritos que recordaban a la persecución religiosa en España, con sus crímenes incorporados, hicimos un ejercicio de respeto por la justicia, a pesar que el juez que dictó la sentencia tiene unos vínculos directos y más que probados con el partido de la concejala, el Comunista Podemos. Cuando presenciamos a la absolución de Tania Sánchez, que argumentó que no tenía conocimiento que estuviera dando contratos a su hermano, asistimos con respeto a esa sentencia judicial. ¿Y ahora? pues ahora vemos que esos mismos que antes eran acusados, despliegan todo su arte propagandístico contra la Infanta Cristina, y por ende contra la Corona, que es su ultimo objetivo, argumentando que la justicia no es imparcial y criticando una sentencia unánime de tres Magistradas, una de ellas hija de un antiguo concejal de Izquierda Unida. Está claro que en España todos somos Juristas.

Como muchos no lo somos, ni pretendemos serlo, y vemos como día tras día la corrupción sale a la luz, son juzgados y condenados (otra cosa distinta es si las penas son suficientes) nos sentimos ciertamente aliviados pensando que sí, que la justicia es igual para todos, más cuando hemos visto a una Infanta de España en un banquillo, y a su esposo, el otrora alabado y querido por todas las suegras y cuñadas del Reino, condenado a una pena de cárcel ciertamente importante.

Pero todo eso no importan, porque la Infanta ya estaba condenada por unos medios de comunicación y por ciertos personajes que no creen en otra justicia que no sea la suya, donde ellos son jueces, parte y verdugos. Lo terrible del caso, es que son muchos los que se han dejado arrastrar por esos comentarios, al igual que muchos otros lanzados por estos señoritos burgueses, (permítanme la licencia) que no han trabajado en su vida, se han metido a Comunistas y se permiten el lujo de decirnos a los españoles que nos levantamos a las 6 o 7 de la mañana a trabajar, que es lo que tenemos que pensar.

La Justicia sí es imparcial, la justicia sí actúa y la justicia trata a todo el mundo de igual forma, pero eso es algo que nos queda por aprender, como otras muchas cosas que los españoles aun tenemos pendientes.