Pocas veces, la historia coloca a las personas adecuadas en los momentos oportunos. No ha sido este el caso de la Reina Sofia, a la que el destino puso en un Reino sin Rey y que con su mano firme, su dulce forma de ser y un incansable trabajo se granjeó el cariño de todo un pueblo y supo mantener, aun lo sigue haciendo, una norma como principal forma de vida,  el Servicio a España.

Muchos de los que la critican, no tienen más argumentos que intentar menospreciar decisiones personales de la Reina, cargadas del peso de la historia, algo que jamás entenderán aquellos que no tienen la capacidad de comprenden que hay personas llamadas a dejar de lado su vida personal para entregarla a mayores fines, como es el caso de Doña Sofia.

La Reina, ha sabido mantener la dignidad que el cargo merecería, siempre pensando en una sola cosa, España. Aquella princesa griega que llegaba a una España controlada por el régimen de Franco, que no hacía más que usar la prensa para arremeter contra los entonces príncipes de España, tuvo que superar a una sociedad que la dio la espalda cuando llego, a excepción de la que se convertiría en su aliada, la Duquesa de Alba. Pero con su trabajo, humildad y bueno hacer, se gano a todo un pueblo.

Pocas amigas tiene la Reina Sofia, pues entendió que los Reyes no pueden tener muchos amigos. Pero si hay dos personas a las que la Reina les ha confiado sus más íntimos secretos, su hermana la Princesa Irene de Grecia y su prima la Princesa Tatiana de Radziwill. Dos personas que han vivido las alegrías y las penas de la Reina de España.

Puede sentirse muy orgullosa del trabajo durante los casi 40 años de reinado, los primeros en España y los que le han seguido, y seguirán, en el Reinado de su hijo Felipe VI, aunque bien haría la Casa Real en aumentar los actos públicos de la Reina Sofia, que sigue manteniendo el cariño de todos los españoles.

Majestad, La queremos enviar desde aquí nuestra más sincera felicitación y nuestra lealtad más absoluta.