«Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola»
Con esas palabras, SM el Rey Felipe VI le hacía entrega a su hija, la Princesa Leonor, el Toisón de Oro en su 10 cumpleaños. Una constitución, que a pesar de resultar increíble, el Rey ha tenido que defender con firmeza ante la pasividad de otras instituciones, por el golpe de Estado de los nacionalistas catalanes.
El Rey Felipe, que empezó su formación como Monarca recién cumplidos los 17 años, no creyó jamás encontrarse unos primeros años de reinado tan convulsos, con una crisis política donde los partidos no han sabido gestionar los problemas que ellos mismos han generado y con un golpe de Estado desde dentro de las propias instituciones, siendo la Corona, las Fuerzas de Seguridad y la Justicia, los únicos parapetos que lograron paralizar la intentona nacionalista.
Estos cinco años de Reinado, han sido la consolidación de un príncipe que llego al trono tras un largo y fructífero Reinado, el de su padre, que podría haber sido una losa en su camino por la gran altura que siempre tuvo Don Juan Carlos, por haber sido el Reinado donde España consiguió una democracia plena y libre, tras una transición más que ejemplar, una constitución de todos y para todos, siendo la primera votada en referéndum por el pueblo, y el periodo de mayor libertad, avance social, económico y transformación de la sociedad Española.
El Rey Felipe VI, ha sabido darle a estos cinco años una impronta propia, alejada de la de su padre, aunque teniendo por norte y objetivo el mismo, que es el servicio a España. Dos caracteres totalmente diferentes, más reservado el de Felipe VI, que no le quita un ápice de altura como hombre de Estado.
En su primer lustro de Reinado, el Rey ha sabido hacer frente a cuantos problemas se le han puesto por delante. La situación de los partidos políticos ha sido un difícil caballo de batalla para el Rey. La crisis generada por los propios partidos, que no han sabido gestionar, junto con la creciente irrupción de partidos de la extrema izquierda que violentaron a la sociedad y llevaron a cabo manifestaciones con el objetivo claro de subvertir el orden constitucional y llevar a un enfrentamiento a las calles, fue uno de los problemas con los que tuvo que lidiar. A esto se sumó la falta de confianza de la sociedad española con los dos grandes partidos, que llevo a unas elecciones generales donde no hubo mayorías claras y la poca capacidad de negociación de unos y otros, abocando al Reino a unas segunda elecciones en pocos meses.
El Rey ha sabido lidiar con líderes políticos de escasa capacidad intelectual, que sostenían todo su discurso en el odio al diferente, violentar las calles y hacerse con el poder de manera abrupta. Personajes que han sido aupados por el descontento de una sociedad cansada de corrupción política, pero que ellos han engañado sosteniéndose en sus sentimientos y frustraciones con el único objetivo de acabar con la democracia en España. La mano izquierda del Rey, ha sabido hacer frente a estos personajes cainitas.
Pero donde el Rey ha tenido que ser firme y sobre todo muy directo, ha sido en el golpe de Estado de los nacionalistas catalanes, que usando las instituciones de todos, iniciaron un proceso violento para tapar sus corruptelas, desembocando en el pseudo-referendum ilegal del 1 de octubre y una declaración de independencia que duro menos de 3 segundos. El Rey, ante la pasividad de todos los actores políticos, gobierno y oposición, tuvo que dar un discurso el 3 de octubre, que devolvió la confianza a la ciudadanía y que demostró que si había alguien que defendería la legalidad, la constitución y la convivencia de todos los españoles. Ello, ha llevado a que los dardos de los golpistas se dirijan hacía quien tuvo la valentía y responsabilidad de hacerles frente y supo entregar a la sociedad las fuerzas necesarias para defender su libertad y la democracia que nos ampara a todos.
Don Felipe supo ganarse la Corona ese día, dejando un claro mensaje a los políticos que se habían levantado contra la democracia, siendo el único de los líderes de la nación que dejo clara su posición y llamó a las cosas por su nombre cuando declaró que era «inadmisible la deslealtad de los dirigentes catalanes, que había socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana». El Rey, se puso al lado de los demócratas catalanes que se habían visto huérfanos en la defensa de la libertad.
A pesar de los insultos y agravios sufridos en Cataluña, el Rey no ha dejado de aceptar las invitaciones que le cursan instituciones públicas y privadas para estar presente en las cuatro provincias catalanas, siendo la región que más ha visitado el Rey.
La imagen de la Corona, fue uno de sus primeros objetivos. Había que adecuar a la Casa Real a normas y reglas más estrictas, adecuadas a los nuevos tiempos. La transparencia fue el primer reto cumplido, velando por la dignidad de la Corona, preservando el prestigio y observando una conducta íntegra, honesta y transparente. Se redujo la Familia Real a los nuevos Reyes, sus hijas, la Princesa de Asturias Leonor y la Infanta Sofía, y los Reyes Juan Carlos y Sofía. El Resto, pasaba a ser Familia del Rey. Se tomo la decisión somo los obsequios recibidos por la Familia Real, que no podían superar los usos habituales, sociales o de cortesía ni tampoco aceptar favores o servicios en condiciones ventajosas que pudieran condicionar el desarrollo de sus funciones. También se aprobó un Código de Conducta para el personal de la Casa de SM el Rey, mediante el cual se establecieron una serie de principios éticos y de conducta que debían presidir la actuación del personal del Palacio de la Zarzuela. Las auditorias externa de sus cuentas también ha sido una de las promesas cumplidas, al presentar una memoria de las mismas.
Tuvo el Rey que tomar una decisión sobre su hermana la Infanta Cristina, que sería dura para él, al negarse ella a renunciar a sus derechos sucesorios y al título de Duquesa de Palma. Tras intentar que fuera ella quien renunciara a este último título, tuvo que ser Don Felipe quien al final se lo retirara en un gesto claro del Rey, que no iba a permitir comportamientos que dañaran la imagen de la Corona.
Sensato, prudente, firme, comprometido y sobre todo, fiel defensor de la libertad, democracia y la constitución, son las condecoraciones que con más orgullo puede llevar el Rey Felipe VI. Don Felipe dejó de ser el Príncipe de Asturias en el que muchos confiamos el futuro de España, para ser un Rey con prestancia, que ha sabido demostrar cual es su sitio, cual es su misión fundamental en la historia y que jamás dejará solo al pueblo español en la defensa de la libertad y democracia.
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