A perro flaco todo son pulgas, y en el Reino de España tenemos la mala costumbre de seguir echando pulgas una encima de otra a quienes en su día elevamos a los alteres. ¿Por qué? Quizás la envidia y que no podemos soportar que alguien triunfe por encima de los demás con esfuerzo y trabajo, no vaya a ser que nos pidan lo mismo. Es algo que vemos en deportistas, en actores y presentadores de televisión, que un día fueron ídolos de masas y que al día siguiente pasaron al olvido, si no al más absoluto de los apedreamientos masivos. Sirvan de ejemplo Rafael Nadal, Casillas, Alonso... que en cuanto han tenido algún problema, en vez de apoyarles más aun en las horas bajas, muchos se han dedicado a machacarlos con la consiguiente frase de «no eran tan buenos como nos lo vendían».

Y ahora le toca el turno al Rey Juan Carlos I, el hacedor de la democracia en España. Si, sin paños calientes, sin peros ni matices. La persona que nos trajo la Democracia a España, que la capitaneó y que entregó a los poderes políticos el espacio y el tiempo para que crear una constitución, que era la primera democrática de nuestra historia y quien sirvió de puente entre una sociedad que quería vivir en paz, sociedad compuesta por derecha e izquierda, y otra que no quería más que revanchismo y continuar acaparando el poder, la extrema izquierda que provocó la guerra civil y la extrema derecha que ganó esa guerra.

Y ese intento de manchar la imagen del Rey Juan Carlos solo tiene un objetivo claro y bastante deleznable, que es ensuciar la transición española, el proceso democrático que tanto nos costó y que podría haber estallado por todos lados si no hubiera estado el Rey en la Jefatura del Estado. Y lo saben, son conscientes de todo ello y por eso mismo les incomoda la Corona y todo aquello que suena a democrático, porque desde la extrema izquierda quieren dinamitar el estado, como ya quisieron hacerlo en el 31 y provocando la guerra civil.

Sin quitarle culpa al padre del Rey Felipe VI por las últimas informaciones que se están viendo en los medios, no deberíamos caer en el engaño que pretende esta gentuza, que incluso se atreve a insultar al Rey, con una displicencia ciertamente insultante, cuando son los primeros que deberían callar.

La labor del Rey Juan Carlos antes, durante y después de la dictadura fue clave para que la primera democracia en España pudiera llegar a buen puerto. Su trabajo, esfuerzos, tender los puentes correctos, ser el parapeto de unos y otros, dialogar, debatir y poner encima de la mesa los verdaderos intereses de los españoles es lo que derivó en el periodo de la historia de España más estable y fructífero. Y eso es lo que molesta a tanto radical y anti demócrata, que España no fue su chiringuito, aunque lo intentaron provocando la guerra civil, y años después tampoco, cuando se encontraron con una democracia que todos los españoles aneblaban.

El Rey Juan Carlos merece todos los homenajes, uno detrás de otro, porque fue clave en nuestra historia, e intentar manchar su imagen con estas historias tan grotescas, es hacerle un flaco favor a España y ser muy mezquino.